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Uso alternativo para la Plaza de Acho

Publicado: 2020-04-01

Por fin la Plaza de Acho es un lugar decente. La tragedia del Covid-19 ha servido, al menos, para encontrarle una utilidad social y humanitaria, a un espacio que hasta ahora solo había sido usado para torturar mamiferos sintientes.  

En lugar de toros ensangrentados, la Plaza de Acho alberga hoy a cerca de 150 personas vulnerables, muchas de las cuales vuelven a tener un techo después de años, además de atención médica y alimentos asegurados.

Este noble propósito -de cuidado de personas indigentes- que ha sido aplaudido y agradecido por la gran mayoría de peruanos, increíblemente ha sido criticado por un grupo de aficionados a las corridas de toros.

Peor aún, este reducido pero poderoso sector, ha llegado al extremo de denunciar públicamente al Alcalde de Lima, Jorge Muñoz, ante el Ministerio de Cultura, por permitirse utilizar un espacio público -en pleno Estado de Emergencia- para salvaguardar la vida de peruanos sin hogar.

Ellos, los miembros de la Asociación Taurina del Perú, prefieren que solo se use para arponear toros por mero entretenimiento. Exigirían -de alguna manera- que el único destino posible de la Plaza de Acho sea para aplaudir por sangre, sufrimiento y muerte, bajo la etiqueta de arte y cultura.

Como bien les ha respondido el Alcalde Muñoz, es ¨una pena¨ que haya gente que proteste ante el cuidado que se le está dando a seres humanos, que por sus condiciones extremadamente precarias son los más expuestos frente al Covid-19.

Ha de notarse que, en cualquier caso, la Plaza de Acho está evidentemente cerrada durante la cuarentena, de modo que resulta sintomático el egoísmo de los denominado taurinos que -cual ¨perro del hortelano¨- se rehusan a que otros le encuentren algún uso alternativo y socialmente más relevante. Queda demostrado entonces que no solo disfrutan con ver animales sufrir, sino que tampoco tendrían  compasión por seres humanos vulnerables.

La posición tomada por la mencionada Asociación constituye un gravísimo error, que lo único que ha logrado es aumentar el sentimiento colectivo de rechazo -sino de desprecio- hacia la afición taurina, cuyo verdadero espíritu ha quedado develado tras su reclamo.

Al respecto, el propio Ministerio de Cultura se pronunció ayer 31 de marzo, precisando que ellos mismos autorizaron el nuevo uso de la Plaza de Acho, a fin que los más vulnerables ¨puedan acceder a un recinto protegido en el que puedan contar con el cobijo mínimo¨ durante esta crisis global sanitaria. Ojalá esta medida temporal fuera definitiva y así esta plaza utilizada tradicionalmente para festejar la muerte, sirva en adelante para proteger la vida.

Aunque en febrero último, un controvertido Tribunal Constitucional les haya permitido, por 4 votos (Ferrero, Sardón, Ramos y Miranda) contra 3 (Ledesma, Espinosa-Saldaña y Blume) continuar -por ahora- con la matanza de animales por goce, es cuestión de tiempo para que -ya no solo el movimiento animalista- sino la sociedad civil en su conjunto, exijan y logren la abolición de las corridas de toros.

Eventualmente, alguno de los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo o el Judicial, pondrán punto final a este triste espectáculo que los españoles importaron al Perú durante la Colonia y que se realiza en la Plaza de Acho desde el siglo XVIII.

Quizás sea mediante la determinación de algún alcalde que -de forma definitiva- le encuentre algún uso alternativo a la plaza, o a través de una nueva ley que apruebe un Congreso distinto, o vía alguna consulta popular o referéndum, que permita a la ciudadanía decidir democráticamente la clase de espectáculos culturales que nuestra sociedad, en pleno siglo XXI, debe promover.

Sea como fuere, más pronto que tarde, el destino de la Plaza de Acho será uno que verdaderamente nos haga sentir orgullo a la mayoría de ciudadanos y no, en cambio, para el sadismo colonial de una insensible argolla.


Escrito por

Manuel Bartra

Abogado especializado en derecho animal


Publicado en

manuelbartra

Abogado laboralista especializado en gestión humana con enfoque de género.