Acerca del Proyecto de Ley para liberar a las gallinas de las jaulas
¨El sistema de jaulas es una de las prácticas más crueles de la industria ganadera y es completamente incompatible con el bienestar animal (…). Revela esa visión de los animales como mercancías debido a que los beneficios económicos aumentan convirtiendo la vida de los animales en un auténtico infierno: hacinados en jaulas en las que no pueden desarrollar ningún comportamiento natural¨. Silvia Barquero - PACMA
El pasado 10 de diciembre, los congresistas del partido morado Ed Málaga y Susel Paredes presentaron el Proyecto de Ley No. 955, denominado ¨Las gallinas no son máquinas¨, que propone la implementación gradual -en un plazo de hasta 12 años- de un sistema de crianza para gallinas alternativo a las infames jaulas, que -a modo de referencia- están prohibidas en todo el bloque de la Unión Europea desde 1999, o sea, hace más de 22 años (en vigor desde el 2012).
Como es sabido, las gallinas son el animal vertebrado más explotado del planeta. Su población mundial se estima en 25 mil millones de individuos, es decir, 3 veces más que humanos, 20 veces más que vacas y 25 veces más que cerdos. Son, cualitativamente, el animal más sufriente y maltratado del mundo. Sólo en el Perú habría cerca de 35 millones de gallinas. Se puede decir que dentro de nuestras fronteras hay más gallinas que peruanos.
El problema radica en la crianza industrial que en el Perú aún se apoya en el uso de jaulas para hacinar gallinas, padeciendo vidas miserables al estar confinadas de por vida en espacios diminutos equivalentes a una hoja de papel A4, donde apenas caben y no les es posible expresar su conducta natural, como caminar, correr, abrir sus alas o, simplemente, anidar. Sería como concebir cárceles perpetuas para personas inocentes donde -por cierto- apenas puedan moverse, sin -si quiera- la posibilidad de estirar los brazos.
Al margen de la evidente crueldad que supone este sistema de crianza en jaulas, que viola el espíritu de la Ley 30407 sobre Protección y Bienestar Animal, también implica todo un riesgo para la salud pública, pues los huevos que llegan a la mesa son producidos en esas jaulas donde las gallinas sufren estrés permanente, se enferman y se canibalizan al punto de matarse a picotazos entre ellas debido a la ansiedad a las que son sometidas. Para enterarse mejor de la realidad que impone la industria del huevo, es necesario ver este breve video:
En esas jaulas, que combinan el plumaje, las heces que defecan y la sangre de sus heridas, se ponen los huevos. Ante las enfermedades que proliferan se usa y abusa de antibióticos, que poco a poco van generando resistencias. La famosa epidemia de la gripe aviar surgió, precisamente, en avícolas.
Tras los colosales daños producidos por la pandemia del covid-19 (presuntamente también originada en animales y que luego saltó a los humanos), deberíamos -por fin- haber aprendido la lección que todo está integrado bajo el concepto de ¨una sola salud¨, es decir, que la salud humana, la sanidad animal y la salud del medio ambiente están intrínsecamente conectadas y son interdependientes. En esencia: La salud de uno afecta -aunque sea más cómodo negarlo- la salud de todos.
Por ello, al margen del deber ético y de la obligación legal de procurarle bienestar a todos los animales -entre ellos, los de granja que en volumen son los peor tratados- la erradicación gradual de las jaulas es también una estrategia de prevención de salud pública, razón por la cual numerosos países las han prohibido hace décadas.
Sin duda, esta iniciativa pretende alinear a nuestro país con aquellos que destacan no sólo por su compasión ante estos sensibles animales de granja, sino que tienen las mejores prácticas productivas y los huevos más inocuos posibles. Ello siempre será preferible a seguir en la cima de los países más crueles, brutales y con peor reputación. Para ilustrar el horror: Casi el 98% de las gallinas en el Perú siguen siendo criadas en sistemas de jaulas.
Alternativamente, los sistemas de corrales, de pastoreo y de semi-pastoreo no duplican el precio de los huevos como falsa y tendenciosamente ha dicho la aficionada taurina Rosa María Palacios, en un comentario twitero que sólo refleja que ni siquiera ha leído el proyecto de ley y su exposición de motivos antes de opinar tan gaseosamente.
Tal como nos muestra la experiencia comparada en otros países que ya aprobaron normas similares, el costo apenas sube -temporalmente- en un rango de 10%-15%, tal como se señala en el análisis costo-beneficio que incluye el proyecto. Luego el precio tiende a nivelarse tras la masificación del sistema.
En realidad, no se requiere ser Suiza, España o Chile (en cuyo Congreso también se ha presentado una iniciativa similar, aunque fijando un plazo de adaptación no de 12, sino de 5 años) para querer acabar con esta grotesca crueldad y, al mismo tiempo, cuidar la salud de todos los peruanos y peruanas. Ya circula esta petición en change para que la ciudadanía respalde esta acertada y justa iniciativa legal.