Una sola salud: La interdependencia de la salud humana y la sanidad animal
A propósito del PL 955 "Ley que garantiza el bienestar de las gallinas ponedoras"
"No todo el mundo es culpable, pero todo el mundo es responsable" . Fyodor Dostoyevsky
Aunque la gran mayoría lo ignore, 3 de cada 4 enfermedades infecciosas emergentes -esto es, el 75% de estos brotes contagiosos- provienen de animales. Entre estas enfermedades humanas -originadas en animales- tenemos no sólo a la rabia, sino también al VIH, al ébola, la influenza, el MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio), el zika, la fiebre amarilla, la malaria, la sarna, el dengue, la salmonella, entre muchísimas otras.
De hecho, algunas de las principales pandemias que han azotado a la humanidad fueron transmitidas por animales, como fue el caso de la peste bubónica (que -en su momento- mató a un tercio de la población europea), la tuberculosis (que cada año se cobraría 2 millones de vidas humanas) o la gripe española (surgida en 1918 y que habría matado hasta 100 millones de personas).
Incluso cada vez se tiene mayor consenso que el propio covid-19 también se habría originado en animales, comercializados en mercados de China. Este tipo de enfermedades, que primero brotan en animales para luego saltar a la especie humana, es lo que se denomina enfermedades zoonóticas.
Como es sabido, la palabra 'zoonótica' integra la voz griega zoo o zoon que significa animal, así como la voz osis relativa a enfermedades. Por ello, la RAE define la zoonosis como la "enfermedad o infección que se da en los animales y que es transmisible a las personas en condiciones naturales".
Varios brotes zoonóticos ocurren en instalaciones donde se hacinan y explotan animales de granja. La enfermedad de la vaca loca surgió en una ganadería bovina. La gripe porcina brotó en chancherías. Asimismo, la conocida gripe aviar nació en avícolas donde se enjaulan -de por vida- a gallinas en espacios diminutos donde se enferman y enloquecen al punto de canibalizarse y matarse entre ellas.
Para reducir la mortalidad ante estos ataques antinaturales entre gallinas, la industria aplica como procedimiento regular el corte del pico de las gallinas, que supone la amputación con una cuchilla del extremo de la mandíbula sin anestesia alguna. Estos picos lacerados no sólo son fuente de dolor, sino que tienden a formar muñones con fibras nerviosas entrelazadas, es decir, neuromas crónicos.
Por su parte, el alambre metálico de las jaulas va rozando e irritando la piel de estos animales sintientes, causando la pérdida de su plumaje y en ocasiones sus dedos se atracan en el alambre causando dolorosas lesiones. Al no tener un suelo sólido donde desgastar las uñas, éstas crecen -a veces- alrededor del alambre de la base, quedando atrapadas e inmovilizadas hasta su muerte.
Es un hecho irrefutable que a las gallinas criadas en jaulas se les frustra todos sus instintos naturales. Vivir en jaulas les impide caminar, escarbar el suelo, revolcarse en tierra o en polvo, formar un nido o si quiera abrir sus alas. Desde luego, las gallinas no sólo sufren sino que se van enfermando rápidamente, ante lo cual la industria avícola responde masiva y peligrosamente con antibióticos.
En suma, las jaulas en donde se producen los huevos, combinan a éstos con patógenos, plumaje, sangre, antibióticos, las heces que las gallinas defecan en las mismas jaulas, e incluso -frecuentemente- con sus propios cadáveres que se descomponen durante días en las jaulas donde conviven en una densidad infame. Todo un foco de riesgo para el cultivo y la propagación de nuevos brotes zoonóticos y, posiblemente, de la próxima pandemia.
Frente a estos peligros para la salud pública mundial, tres instituciones globales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), han propuesto -conjuntamente- el enfoque de 'Una sola salud', que integra la salud humana con la sanidad animal, como variables interdependientes y vinculadas al mismo ecosistema en el cual coexisten.
Es decir, el concepto de 'Una sola salud' engloba y atraviesa la salud pública, la protección del medio ambiente y el bienestar animal, como tres ejes que sostienen el mismo sistema. Si se afecta a uno, irremediablemente, se afecta a los demás. El balance es muy frágil y depende -esencialmente- de la conducta humana.
Aunque esta visión recoge la sabiduría milenaria de ciertas tradiciones holísticas e incluso místicas, recién se introdujo a comienzos del año 2000 como un esfuerzo de la academia para intentar prevenir -estratégicamente- el surgimiento de nuevas enfermedades zoonóticas, conforme se intensifican las interacciones entre personas, animales y nuestro medio ambiente.
Lo peor que -en cierto modo- podría pasarnos es que tras una pandemia tan traumática como la del covid-19, causada por un virus transmitido de animales a personas, no aprendamos la lección y tratemos de volver a una normalidad que es inviable en términos de sostenibilidad.
Se requieren cambios urgentes si no queremos que, en cuestión de tiempo, se repita la historia. Se hace necesaria una acción coordinada entre los distintos sectores a fin de proteger la salud y prevenir perturbaciones en los sistemas alimentarios. Es esencial repensar cómo tratamos y explotamos a la naturaleza y a los animales; en particular, a los de granja y los métodos de crianza.
Por ello, proyectos de ley como el N°955-2021, denominado 'Las gallinas no son máquinas', presentado -valientemente- por los congresistas del Partido Morado Susel Paredes y Ed Málaga, merecen mayor reconocimiento, pues representa el primer intento para regular -de manera más respetuosa- la crianza de animales de granja en el Perú.
Aunque es previsible que cierto sector reaccione infantilmente frente a un proyecto así, lo valioso es que abre un sano y necesario debate sobre la manera en que debemos relacionarnos con otros seres vivos y sintientes, cuyo tratamiento incide -inevitablemente- en nuestra propia salud, así como en el modelo de sociedad que queremos construir y legar a la siguiente generación.