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Sincerando el etiquetado de alimentos: El caso emblemático de los huevos

Proyecto de ley busca aclarar el etiquetado

Publicado: 2024-02-01

El Perú tiene, directa o indirectamente, 34 millones de consumidores. Todos consumimos -en mayor o menor medida- algún producto que compramos en el mercado. Entregamos nuestro dinero a cambio de un bien producido por un tercero, que necesitamos o deseamos consumir.

Sin embargo, a menudo, compramos a ciegas; es decir, sin saber realmente lo que ese producto que elegimos contiene. Esto ocurre cuando adquirimos un producto sin etiqueta -o aún teniéndola- no describe toda la realidad. De modo que no basta con que exijamos y leamos bien las etiquetas de los productos, pues -a veces- éstas simplemente omiten información relevante, lo cual es crítico tratándose de alimentos.

Se trata de una forma de publicidad engañosa; es decir, una suerte de estafa por parte del productor al ciudadano que compra su producto. Evidentemente, es el productor quien tiene -mayor y mejor- información del producto o alimento que él mismo elabora y coloca en el mercado. Esto es lo que se llama ¨asimetría informativa¨, que implica una desigualdad o desequilibrio entre quién produce el alimento y quién lo compra.

De hecho, las leyes de protección al consumidor buscan -en teoría- corregir esta distorsión, aunque en la práctica no siempre sean efectivas. Y es que, aunque se exige transparencia al productor en el etiquetado de los alimentos, es frecuente que omita aquello que no le conviene que sepa el consumidor pues podría afectar su venta, e incluso su reputación.

Un caso emblemático o especialmente útil para evidenciar estas omisiones deliberadas en el etiquetado de alimentos, es el de los huevos, que -en el imaginario popular- serían siempre iguales y producidos -supuestamente- por alegres y saludables gallinas en algún campo o pastizal, bajo el sol y en plena naturaleza. Sin embargo, esto no es así; es la excepción a la regla.

La producción de huevos en el Perú es -al menos en un 90%- en instalaciones industriales, donde las gallinas viven hacinadas en jaulas metálicas donde apenas caben y que -ni siquiera- les permite caminar o abrir sus alas. Menos aún, correr, hurgar, anidar, perchar o desarrollar sus comportamientos instintivos o naturales.

Yacen amontonadas durante los 2 años que son explotadas en un espacio equivalente a una hoja de papel A4 y con una altura que apenas les permite estar de pie. Es como si vivieran dentro de un horno microondas. De hecho, en este sistema productivo, nunca tienen contacto con el sol, el pasto, la tierra o el viento. Jamás conocen la naturaleza. En cambio, una jaula será su único hogar y silo a la vez. Son forzadas a comer, defecar y dormir en el mismo lugar.

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Dado que no se trata de cosas u objetos, sino de seres vivos, sensibles y conscientes, estos animales sufren viviendo en estas miserables condiciones. Obviamente se frustran, deprimen e incluso enloquecen, canibalizándose o picoteándose mortalmente entre ellas. Por ello la industria les corta el pico. Hacinadas así, seguirán picoteándose furiosas, pero ya sin tantas muertes.

Para que las gallinas sobrevivan lo máximo posible en este sistema de crianza en jaulas, que también deprime sus sistemas inmunológicos, desarrollando lesiones y enfermedades, la industria les suministra indiscriminadamente antibióticos y antiparasitarios (así suelen tener piojos, lombrices intestinales y ácaros), todo lo cual deja rastros químicos en los huevos que producen en esas condiciones.

Felizmente, cada día crece -en el Perú y en el mundo- la producción libre de jaulas. En Europa, por ejemplo, se prohibió en el 2012 la producción de huevos de gallinas en estas jaulas (conocidas como ¨en batería¨).

Aunque en nuestro país aún no tenemos una ley similar (nuestro Congreso archivó en el 2022 una iniciativa así), cada vez hay más productores que apuestan por sistemas de corral -libres de jaulas- o, incluso mejor, por sistemas de pastoreo, donde las gallinas tienen acceso a pastizales y contacto con la naturaleza, tal como era lo normal antes de la llegada de la industria intensiva.

Sin embargo, el etiquetado de los huevos no exige -injustamente- que los productores tengan que especificar el sistema de crianza aplicado. De modo que los consumidores no tienen modo de saber si los huevos que llevan a sus mesas provienen de gallinas enjauladas de por vida, o -en cambio- de gallinas en corrales (o galpones) o, alternativamente, de pastoreo.

Más aún, muchos consumidores de huevos son confundidos con alusiones a gallinas supuestamente felices que se incluyen en algunos etiquetados. A falta de regulación, cada productor termina colocando lo que quiere, y -a veces- induciendo a error al consumidor que termina comprando huevos que cree son de gallinas de pastoreo, cuando son de galpones o incluso de jaulas.

En este contexto, es valioso el Proyecto de Ley No. 6448/2023-CR, que propone -precisamente- que los productores de huevos (con más de 350 gallinas) incluyan en su etiquetado la mención del sistema productivo utilizado, diferenciando así si son huevos de gallinas en ¨jaulas¨, o en ¨galpón¨, o en ¨pastoreo¨.

De este modo, el consumidor adquiere conocimiento y puede tomar una decisión realmente informada respecto al tipo de huevos que prefiere consumir. Asimismo, ya no sería posible la publicidad engañosa en estos productos pues la iniciativa -presentada por la Congresista Sigrid Bazán- establece que si se usan imágenes, fotos o dibujos en las etiquetas o empaques de los huevos, las mismas deben coincidir y/o ilustrar el sistema de producción utilizado e informado.

Cabe precisarse que así funciona también en la Unión Europea, y varios países vecinos de la región -como Chile, Colombia y Argentina- ya se nos han adelantado con iniciativas legales similares que han presentado en sus respectivos Parlamentos. Si se quiere respaldar la iniciativa peruana, se puede firmar la petición ciudadana cuyo enlace está aquí.

Según una encuesta nacional preparada por Ipsos en abril del 2023 (ver detalle aquí), al menos el 70% del total de los encuestados manifestó estar a favor de una iniciativa legal que obligue a las empresas productoras de huevos a incluir en sus etiquetados la indicación del tipo de crianza de las gallinas. Es decir, una amplia mayoría pide en el Perú un etiquetado transparente.

Ojalá que nuestro Congreso este a la altura y apruebe este Proyecto de Ley que transparenta el mercado de huevos en el Perú, a la vez que empodera al consumidor. Sería infame que la Comisión Agraria -donde se encuentra este proyecto- lo archive complaciendo a la industria intensiva del huevo, que es la que se beneficia con que no se sepa cómo se producen los huevos que terminan consumiendo las familias peruanas.


Escrito por

Manuel Bartra

Abogado especializado en derecho animal


Publicado en

manuelbartra

Abogado laboralista especializado en gestión humana con enfoque de género.